Harry y Pepper, un par de pingüinitos maricones (sepa la providencia cómo se acomodan lo de pasivo, activo y demás trámites), vivían felices en el "poco gay" zoo de una ciudad "menos gay" San francisco. Este par de aves muerde almohadas irradiaban alegría hasta que una pingüina entrometida se engatuzó a nuestro querido Harry.
ay, hijas, y no es lo peor....llevaban seis años juntitos!
sniff sniff